Los niños de hoy, pasan cada vez menos tiempo al aire libre, y esto está pasando factura a su salud y bienestar. Las investigaciones han demostrado que los niños están mejor física y emocionalmente cuando están en espacios verdes, beneficiándose de los sentimientos positivos, la reducción del estrés y la restauración de la atención generada por la naturaleza.
El "trastorno por déficit de naturaleza" no es un diagnóstico médico, sino un término útil -una metáfora- para describir lo que muchos de nosotros creemos que son los costes humanos de dejar de tener espacio en naturaleza: disminución del uso de los sentidos, dificultades de atención, mayores índices de enfermedades físicas y emocionales, un índice creciente de miopía, obesidad infantil y adulta, deficiencia de vitamina D , entre otros problemas.
Dado que los investigadores se han dedicado a este tema hace relativamente poco tiempo, la mayoría de las pruebas son correlativas, no causales. Pero tienden a apuntar en una dirección: Las experiencias en el mundo natural parecen ofrecer grandes beneficios para la salud psicológica y física y la capacidad de aprendizaje, tanto de niños como de adultos. Las investigaciones sugieren firmemente que el tiempo en la naturaleza puede ayudar a muchos niños a aprender a tener confianza en sí mismos, a calmarse y a concentrarse.
Los estudios también indican que la exposición directa a la naturaleza puede aliviar los síntomas de los trastornos por déficit de atención. En comparación con las actividades en el interior -como ver la televisión- hacen que estos la atención de los niños se vea afectada.
Hoy en día, los niños y los adultos que trabajan y aprenden en un entorno dominantemente digital gastan una enorme energía bloqueando muchos de los sentidos humanos para concentrarse estrechamente en la pantalla que tienen delante.
Si las experiencias con la naturaleza siguen desapareciendo de la actual generación de jóvenes, y de las siguientes, ¿de dónde saldrán los futuros guardianes de la tierra? Investigaciones anteriores han demostrado que los adultos que se identifican como ecologistas o conservacionistas casi siempre tuvieron alguna experiencia trascendente en el mundo natural. ¿Qué pasa si esa experiencia personal prácticamente desaparece?
Siempre habrá conservacionistas y ecologistas, pero si no invertimos esta tendencia, cada vez llevarán más la naturaleza en sus maletines, no en sus corazones. Y esa es una relación muy diferente.
La calidad de la experiencia en la naturaleza depende de lo directa que sea la experiencia con la naturaleza. ¿Los niños se mojan las manos y se embarran los pies? Este tipo de actividades puede ayudar a los niños a aprender a tener confianza en sí mismos y a tomar decisiones independientes.
Sin el juego independiente, la habilidad cognitiva crítica llamada función ejecutiva está en riesgo. La función ejecutiva es un proceso complejo, pero su núcleo es la capacidad de ejercer el autocontrol, de controlar y dirigir las emociones y el comportamiento. Los niños desarrollan la función ejecutiva en gran parte a través del juego imaginario "cuando se inventan su propio mundo". Y resulta asombroso que la función ejecutiva de un niño predice mejor el éxito escolar que el coeficiente intelectual.
Fuente: Adaptación de un texto de Richard Louv,
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